miércoles, 24 de marzo de 2010

Renacimientos (a 34 años del golpe militar en argentina)



“esos pasos ¿lo buscan a él?
ese coche ¿para en su puerta?
esos hombres en la calle ¿acechan?
ruidos diversos hay en la noche

sobre esos ruidos se alza el día
nadie detiene al día
nadie detiene al sol
nadie detiene al gallo cantor”


Juan Gelman, Ruidos







   Nací en febrero de 1979. Cuatro meses antes de que don Julio fuera escupido de los centros clandestinos de la infamia. Mientras yo permanecía en el vientre de mi madre, miles de personas en Argentina eran arrancadas de sus casas y hundidas en campos de concentración.

   En “El vuelo”, de Horacio Verbitsky, Adolfo Scilingo, oficial de Marina durante aquella época del genocidio, cuenta cómo arrojaban a los prisioneros al mar. Les decían que los llevaban a otra provincia y que por eso los vacunaban antes de partir. Lo que les inyectaban era pentotal. Y luego los desnudaban, les abrían la compuerta del avión, y los empujaban al mar, vivos.

   Yo nací en plena dictadura. Y tuve la suerte de hacerlo en el barrio de Parque Patricios, en la maternidad Sardá. Mi vieja recuerda que hasta allí la llevó un vecino en su destartalada camioneta. Otras personas, que ahora cuentan con más o menos mi edad, no vinieron al mundo en la misma situación. Nacieron en la oscuridad, y su primer y único contacto con su madre fue efímero. Las desaparecidas embarazadas se salvaban de la muerte al menos hasta el momento del parto. Luego se quedaban huérfanas de hijo. Sus torturadores se apropiaban de su vástago.

   Yo aterricé en Argentina mientras a don Julio lo picaneaban y él no soltaba nombre. Pasaron 3 décadas. Y López volvió a tener la misma pesadilla. Ocurrió hace 3 años, el 18 de septiembre de 2006.



¿Cómo habría sido mi vida si mi madre no hubiese sido Juana?
¿Qué les habría ocurrido a las madres de mis amigas si
no hubiesen enterrado en el jardín los libros? ¿Por qué
siguen pensando en un fantasma que puede volver un día
arriba de un Falcon verde?
¿Por qué tuvo que parir Gelman versos que “mochilean” hijo nuera compañeros
con cuerpo no presente?
Rodolfo no se calló, nos enseñó a escrivi-vir.
López también escrivivió, amó y sembró ladrillos.
¿Matando quisieron mutilar la palabra? Ella es hija del pensamiento /
heredera de vos yo nosotros ellos.
¿Bajo qué nueva apariencia siguen con nosotros las almas que quisieron borrar?
Intuyo la respuesta. Cuando te veo cada día
levantarte y ponerte el traje de vos, mirarte en el espejo
y peinarte de vos. Cuando salís a la calle y te presentás como
vos, voz. Y te observo y sé que ahí están. Que viven también
en vos, que sos voz.

jueves, 11 de marzo de 2010

vi-bien-volando para no dejar de respirar

te mando mis fotos te mando no
te mando sólo sueño con
que vos sueñes conmigo esta noche
como yo te soñé tan
iluminado y cercano llega
la hora del sueño no ficticio y
los ojos se hunden en la tela sin luz en el mundo
posible que se toca con las manos frías
posible deseo indeciso excepcional viaja hasta vos
te golpea la ventana te dice vení conmigo hoy
que mañana nunca se sabe y vos te quitás las sábanas y
se agarran de la mano nuestros sueños que vuelan y
se pierden por la ciudad que duerme narcotizada por
pantallas y amores artificiales
los sueños unidos saben a sonriente alma huelen a
pincel sobre el lienzo que dibuja formas nuevas
vuelan porque hoy es presente y
mañana nunca se sabe vuelan
hoy porque se han encontrado y vuelan
porque ellos habían escrito el no te salves
antes que el querido don mario




miércoles, 3 de marzo de 2010

impro-vida

quiero escribir sobre
tu pelo-risa-ojos

quiero escuchar tu
voz-manos

mis señales no llegan
tu mirada no era
tu abrazo fue adiós
mi alegría pena

ahora...

ahora toca actuar en el teatro
de la improvisación
ese que hace según le dice
el corazón