lunes, 17 de junio de 2013

lo inútil de las letras



A las palabras se las llevó el tiempo. Quedó la
mueca, estúpido gesto de un goce que no fue más que eso. Parí llanto, temor y una nueva resistencia. Nadie más que yo sabe de mi amor mutilado. En cambio, yo no lo sé, pero todo el mundo ve, a mi niña caminando descalza. La miran buscando ese pecho que va a regalarle canastas enteras de flores este verano. Y el resto de inviernos de su vida. Porque ya no quiere tener frío.
Algunos la ven y huyen espantados, otros dicen que les da pena. Pero nadie le regala ni una flor, ni un pedazo de color.
Ella me ha confesado que la ilusión de encontrar el nido de esas flores es lo único que la mantiene con vida.

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