lunes, 23 de enero de 2012

calle alcalá o la boludez del pecho enamorado


dos lunes atrás fui a trabajar a la calle alcalá. me bajé en la parada de quintana y al salir de la estación me di cuenta de que hace bastante tiempo había estado por allí. el caso es que no recuerdo el motivo. igual que ahora no recuerdo dónde dejo los pen drives o las llaves de casa.
recordar. recordar. recordar. no hace juego con el traje de boludez emocional que luzco últimamente.
esta parte de la calle alcalá me gusta porque nada tiene que ver con las callecitas de mi barrio. sus veredas anchas llenas de gente te invitan a patearlas tranquilamente. caminás y te perdés entre tantas personas que van sin prisa al anochecer. fui hasta la plaza de las ventas, y ahí empecé a andar, volviendo a observar que ves de una manera nueva en cada recorrido. no quería pensar en otras posibilidades, sólo quería caminar, y quedarme con algunas imágenes de aquella noche. si barajaba otras ideas, tal vez se me daba por imaginarte lejos o paseando con una boludez espiritual provocada por una mirada que no era la mía y no iba a entusiasmarme, como te imaginarás.
esto es parte de lo que ocurre cuando pongo final a la huelga. no lo cambio por nada aunque a veces fantaseo con volver a ella y olvidarme de vos, de tu mirada-magia en mí. volvería a no verte, a prescindir de tu voz-s dos días a la semana. volvería a la parcela del sueño sin sueño*. el único inconveniente que se me presenta es que no quiero vivir sin tu magia-mirada, ni en ausencia de tu vos-z dos veces a la semana. harían eco en las paredes de mi pecho algunos versos del 1964 de borges. y no quiero imaginarlo. después de todo, los trajes se gastan, también los de boludez. así que seguiré usándolo; tal vez algún día vos decidas ponerte el tuyo y lucirlo conmigo del brazo por una calle donde la ropa ninguna importancia tiene y tus pasos y los míos van en la misma dirección.


plaza de las ventas

desde el puente

yo, la no-esquiva

de la mano I

de la mano II
 
de la mano III

de la mano IV
                                     
del brazo

Añadir leyenda


vidriera I

vidriera II

vidriera III

vidriera IV

vidriera V




*¡gracias, benedetti! (por el “no te salves”, de donde nace esta frase).

2 comentarios:

  1. Me gusta cómo te-nos describes, Claudia.
    Con la poesía, con la prosa, con las fotografías.
    Tienes la fuerza de la necesidad, la poca vergüenza de la validez, la inmediatez de la batalla.
    Aupa, esa mina.

    ResponderEliminar
  2. Me encanta ver lo que ves y ver lo que sientes...

    Besazis Clau

    Ale

    ResponderEliminar