jueves, 24 de diciembre de 2009

catarsis autónoma

el asfalto resbala. piso porque ya me voy haciendo a esto de caminar.
paso por el puente que no cubre de la lluvia. el sol se burla: se asoma y vuelve a su escondite una y mil veces hoy. por estas fechas los medios y las personas conspiran a favor de una fiesta que nada tiene que ver con mi cabeza-espíritu. hasta el tiempo parece haberse puesto de acuerdo con ellos hoy.
absolutamente todo lo que me rodea me transporta a pasados 25 del 12. ellos, a pasados con otros números.
recuerdo despertares post inconsciencia nocturna, recuerdo gatos abandonados. recuerdo gato-chica abandonada.
cuando fluye incontrolable el mar salado mi asistente personal me cobija en sus brazos y me dice que ya no tenés aquellos años, que ya los gatos no tienen hambre, que ya no hay quien te deje sola llorando, que ya nadie te va a gritar por sentirte triste; que ya nadie te va a maltratar con el silencio. yo lo escucho y le presto mi boca para que me lo repita.

por suerte la vida también te regala corazones que escuchan. y aunque estén lejos en la geografía,
cooperan en la operación salida de estos trances. al llegar a casa pude hablar a través del teclado y el dedo de la llaga fue saliéndose de a poco. va remitiendo el síndrome navideño.

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